Declaración conjunta del Experto Independiente de las Naciones Unidas sobre la protección contra la violencia y la discriminación por motivos de orientación sexual o identidad de género y la Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre la situación de las personas defensoras de los derechos humanos
Las personas que trabajan para poner fin a la violencia y discriminación por motivos de orientación sexual e identidad de género (SOGI) se enfrentan a múltiples tipos de riesgo. Pueden convertirse en blanco de amenazas y/u hostigamiento por su orientación sexual o identidad de género percibida o real, y por ser personas defensoras de los derechos humanos.
Han pasado casi 11 años desde la primera resolución en materia de orientación sexual e identidad de género de las Naciones Unidas, que afirmó que las protecciones garantizadas por la Declaración Universal de Derechos Humanos son aplicables a personas lesbianas, gays, bisexuales, trans y de género diverso (LGBT).
Pero conseguir una aceptación más amplia de los derechos de las personas LGBT continúa siendo un reto. Muchas personas defensoras de los derechos humanos se enfrentan a severas represalias por su trabajo, y aquellas que defienden los derechos de personas LGBT a menudo se enfrentan a riesgos adicionales. A veces su trabajo es ignorado, rechazado o recibido con violencia.
“Diversidad en la adversidad: historias de personas defensoras de derechos SOGI” es una nueva campaña de vídeos a cargo de los expertos de las Naciones Unidas* Victor Madrigal-Borloz y Mary Lawlor. En ella figuran personas defensoras de los derechos humanos que luchan pacíficamente contra la discriminación por motivos de orientación sexual o identidad de género en diferentes partes del mundo, que comparten los éxitos que han conseguido y los riesgos a los que se enfrentan.
Las organizaciones internacionales que vigilan la situación de las personas defensoras de los derechos humanos en riesgo siempre incluyen a aquellas que se centran en derechos SOGI entre las personas que operan en los entornos más adversos debido a su labor.
Estudios recientes muestran que, a nivel mundial, los derechos de las personas LGBT figuran entre los derechos más atacados, solo por detrás de los derechos sobre la tierra, medioambientales y de personas indígenas. En algunas regiones del mundo, con frecuencia se enfrentan a graves peligros. En Europa, Asia Central y África Subsahariana, las personas defensoras de derechos SOGI figuran entre las que más han denunciado violaciones de derechos contra ellas.
Las personas defensoras de derechos LGBT son atacadas físicamente, arrestadas y detenidas de forma arbitraria; a menudo sus hogares y oficinas son allanados y saqueados; y también son objeto de intensas campañas de difamación. Entre 2015 y 2019, ACNUDH registró al menos 45 asesinatos de personas defensoras de los derechos humanos que trabajaban en defensa de derechos SOGI, la mayoría de ellos en América Latina y el Caribe (A/HRC/46/35). La impunidad por los ataques persiste, y las declaraciones estigmatizantes realizadas por funcionarios públicos crean un entorno propicio para la violencia contra las personas defensoras de derechos SOGI.
Sesenta y nueve estados miembro de las Naciones Unidas aún tienen legislación que criminaliza a las personas de diversa orientación sexual e identidad de género, además de otras leyes discriminatorias que con frecuencia datan de la época colonial. La criminalización puede significar la prohibición casi total del trabajo de las personas defensoras, o puede estigmatizar y restringir severamente sus actividades. Estas leyes pueden promover ideas de que los derechos SOGI están alineados con ciertas ideologías, o que son culturalmente contextuales o peligrosos, especialmente para menores. El estigma puede crear un entorno hostil para las personas defensoras de derechos SOGI, y existen vestigios históricos de patologización que pueden llevar al fomento de las “prácticas de conversión” o la criminalización de tratamientos de afirmación de género.
Las personas que defienden los derechos de las personas LGBT se encuentran entre otros grupos marginados, que incluyen las personas defensoras de los derechos de refugiados/migrantes y las personas defensoras de los derechos de sobrevivientes de abuso sexual, que se han visto impactadas de manera desproporcionada por la pandemia de la COVID-19. Las restricciones de movimiento limitan las opciones de seguridad para las personas defensoras, que a menudo están viviendo y trabajando en entornos hostiles. Ha crecido el número de ataques digitales registrados, y las personas defensoras de derechos SOGI con frecuencia denuncian amenazas en línea, ataques de hackers en redes sociales, además de vigilancia digital y física.
Los ataques por parte de actores estatales y no estatales han tenido un impacto significativo sobre la manera en la que las personas defensoras de derechos SOGI viven sus vidas personales y profesionales. Grupos de extrema derecha de todo el mundo han conseguido forzar la cancelación de manifestaciones del Orgullo pacíficas y, en algunos casos, han impedido toda forma de incidencia pública. Grupos antiderechos han intensificado su hostigamiento y difamación de activistas de derechos SOGI, causando daños psicológicos y legitimizando más ataques violentos contra ellos.
Si bien los estados no son los únicos autores de violaciones, sí son responsables en última instancia de las consecuencias de no proteger a las personas defensoras de derechos SOGI.
Los estados tienen la responsabilidad de cultivar un entorno donde la sociedad civil puede operar libremente; donde se respeta el derecho a la participación civil y política de las personas defensoras; y donde todos y todas pueden disfrutar de sus derechos humanos. Esta responsabilidad incluye revocar leyes y políticas discriminatorias que ponen en riesgo a las personas defensoras de derechos SOGI, y no perseguir a las personas defensoras que realizan la labor pacífica de defender los derechos humanos. También significa establecer y proporcionar los recursos adecuados para programas de protección y puntos focales dentro de gobiernos y otras instituciones que protejan a las personas defensoras, con programas específicos de concienciación y educación adaptados a las necesidades de las personas defensoras de derechos SOGI.
A pesar de toda la hostilidad y la adversidad a la que se enfrentan, las personas defensoras de derechos SOGI continúan realizando su labor en todo el mundo, y muchas de ellas deciden hacerlo públicamente.
Las personas defensoras que aparecen en la campaña Diversidad en la adversidad nos hablan sobre toda una gama de contextos y experiencias.
Es frecuente citar creencias religiosas o normas culturales como razones para restringir, atacar o criminalizar el trabajo de las personas defensoras de derechos SOGI. Y, sin embargo, las personas LGBT y de género diverso siempre han sido miembros valorados de tradiciones religiosas y culturales en todo el mundo [1]. “Hacemos lo posible por reunir a todos nuestros aliados y aliadas; a nuestros amigos y amigas, a nuestras comunidades,” dice Rhadem Morados, un defensor de derechos humanos LGBT que promueve la comprensión entre comunidades musulmanas y LGBT en el sur de Filipinas.
Las personas defensoras de derechos SOGI muestran una gran resiliencia. “Decidimos que, fuera cual fuera la situación, fuera cual fuera la gravedad de las amenazas de muerte, íbamos a regresar,” afirma Sandrine Julien, una defensora de derechos humanos de Mauricio. Las amenazas de muerte serias y creíbles que recibieron por parte de grupos extremistas significaron que la policía no pudo garantizar la seguridad en una campaña del Orgullo planificada.
En los países del Norte, a pesar de que algunos países se perciben como un refugio seguro para personas LGBT, las personas defensoras de los derechos LGBT aún luchan por tener representación en las instancias decisorias y siguen sufriendo ataques por parte de actores estatales y no estatales. “Merecemos que se nos escuche,” dice el defensor de derechos humanos Bart Staszewski, que actualmente se enfrenta a múltiples juicios y campañas difamatorias por parte de funcionarios políticos, por encabezar un proyecto de arte, ahora viralizado, que llamó la atención a la creación de zonas llamadas “libres de ideología LGBT” en Polonia.
Aunque los estados han participado en discusiones y han firmado resoluciones acerca de derechos SOGI en foros internacionales como las Naciones Unidas, a menudo recae sobre las personas defensoras de los derechos humanos impulsar su implementación en su país. “Queremos hacerles entender que nuestra labor se centra en los derechos humanos; no estamos hablando de unos derechos especiales adicionales,” dicen Gulzada y Zhanar, miembros de la organización LBT, Feminita, en Kazajistán.
Incluso en los entornos más difíciles, las personas defensoras de derechos SOGI continúan cosechando éxitos. Para algunas, su labor consiste en trabajar para conseguir el fin de la criminalización y discriminación, mientras que para otras consiste en proteger a personas LGBT individuales de ataques, la denegación del acceso a la atención sanitaria o la indigencia. Para Karla Avelar, defensora trans de derechos humanos en El Salvador, el éxito consiste en algo más sencillo. “Uno de los grandes logros que yo tengo, primer es… haber sobrevivido. Tener esa capacidad de residencia. Que a pesar de lo que pase, puedo decir que aquí estoy, y soy feliz.”
FIN
La campaña “Diversidad en la adversidad: historias de personas defensoras de los derechos SOGI ” consistirá en una serie de 10 entrevistas en vídeo con diversas personas defensoras de los derechos humanos que luchan contra la discriminación por motivos de SOGI. En ellas aparecerán activistas lesbianas, gays, bisexuales y trans de todos los continentes del mundo, que hablarán de su trabajo y el impacto que tiene sobre sus vidas y las de sus comunidades. La serie se lanzó el 30 de marzo de 2022 y las entrevistas en vídeo se publican semanalmente durante el periodo previo al mes del Orgullo.
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