El lunes 25 de abril de 2022, me reuní con un grupo de defensoras de derechos humanos que trabajan en temas de discapacidad en Chile, Perú, México, Guatemala y Ecuador. A pesar de que abarquen cinco países y trabajan en diferentes temas de discapacidad, escuché similitudes sorprendentes en las historias que contaron sobre los riesgos y desafíos a los que se enfrentan.
La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD) dice que los Estados “celebrarán consultas estrechas y colaborarán activamente con las personas con discapacidad” en procesos de adopción de decisiones (artículo 4.3). Sin embargo, la mayoría de las defensoras me dijeron que sus respectivos gobiernos no les escucharon y no se comprometieron con ellas y sus colegas. Afirmaron que quienes tienen experiencia de vida en cuestiones de discapacidad a menudo son rechazados por sus gobiernos en favor de los llamados “expertos”, que pueden tener poca experiencia personal en cuestiones de discapacidad.
Algunas defensoras presentes en la consulta me contaron que, incluso cuando fueron invitadas a las consultas del gobierno, los eventos no fueron accesibles. Las defensoras con discapacidad que viven en zonas rurales o remotas tienen pocas opciones de acceder a estas reuniones, porque tanto el transporte como los cibercafés a menudo no pueden acoger a personas con discapacidad. Las personas defensoras con discapacidades psicosociales me dijeron que a veces son ignoradas o despreciadas; en particular, mostrar cansancio o expresar vulnerabilidad en las consultas es a veces patologizado como inestabilidad o debilidad.
Al igual que las personas defensoras de los derechos humanos de todo el mundo, las personas defensoras defendiendo los derechos de las personas con discapacidad se ven amenazadas por su propio gobierno y por otros actores por su legítima labor. Una defensora de los derechos humanos que colaboró con un medio de comunicación internacional para exponer las condiciones de las instituciones de salud mental de su país dijo que fue acusada de mentir y hacer declaraciones falsas. Le enviaron mensajes intimidatorios y, aunque hoy continúa con su trabajo, lo hace siempre que otras personas la acompañen por su seguridad.
Escuché repetidamente cómo los derechos de las personas con discapacidad a veces se tratan de forma aislada; separada del resto de la comunidad de derechos humanos. A veces las personas defendiendo los derechos de las personas con discapacidad se sienten marginadas por los principales grupos de derechos humanos y se ignoran sus identidades interrelacionadas. Una defensora me contó que la organización de derechos humanos para la que trabajaba tuvo que cerrar, debido a las graves amenazas que recibían por su trabajo en materia de derechos sexuales y reproductivos, especialmente en relación con el aborto y la discapacidad. Otra defensora habló de los retos a los que se enfrentan las personas indígenas con discapacidad, al tener que abogar por la inclusión tanto en las estructuras de poder nacionales como en las tradicionales, y enfrentarse a la discriminación en ambas.
Tengo previsto seguir trabajando con las personas defensoras de los derechos humanos que trabajan sobre los derechos de las personas con discapacidad, y quiero encontrar formas de apoyar a los que se encuentran en peligro. Si usted es un defensor de los derechos humanos que trabaja en cuestiones de discapacidad pongase en contacto con mi mandato.
Hearing with Women Human Rights Defenders working on the rights of people with disabilities in Latin America
On Monday 25 April 2022, I met with a group of Women Human Rights Defenders working on disability issues from Chile, Peru, Mexico, Guatemala and Ecuador. Though spanning five countries and working on a range of disability issues I heard striking similarities in the stories they told about the risks and challenges that they face.
The Convention on the Rights of Persons with Disabilities (CPRD) obliges states to “consult and actively involve persons with disabilities” in decision-making processes (Article 4.3). Yet, most defenders spoke about the failure of their respective governments to properly listen and engage with them and their colleagues. They said that those with lived experience on disability issues were often shunned by their governments in favour of so-called ‘experts’, who in reality, may have little personal experience with disability issues.
Some WHRDs at the consultation told me how, even when they were invited to Government consultations, they found them to be inaccessible. HRDs with disabilities living in rural or remote areas have few options of gaining access to these meetings, because both transport and internet cafés often can’t accommodate people with disabilities. HRDs with psychosocial disabilities said that they are sometimes ignored or disregarded; in particular, showing tiredness or expressing vulnerability at consultations is often pathologized as instability or weakness.
As with human rights defenders everywhere, defenders of the rights of people with disabilities come under threat from their own Government and other actors for their legitimate human rights work. On WHRD who worked with an international media outlet to expose the conditions of her country’s mental health institutions said she was accused of lying and making false statements, and sent intimidating messages. Though she continues her work, she makes sure that others accompany her for security.
I heard repeatedly how disability rights are often dealt with in a silo; separate from the rest of the human rights community. Sometimes HRDs working on disability rights feel side-lined by mainstream human rights groups and their intersecting identities ignored. One defender told me how the human rights organisation she worked for had to close down due to the serious threats they received for their work on sexual and reproductive rights, particularly around abortion and disability. Another WHRD spoke about the challenges that indigenous people with disabilities face, having to advocate for inclusion in both national and traditional power structures, and facing discrimination in both.
I plan to continue to work with Human Rights Defenders working on the rights of people with disabilities, and I want to support those who find themselves at risk. If you are a HRD working on disability issues and would like to contact the mandate, please get in touch.