A principios de esta semana, participé en una audiencia virtual con 12 personas defensoras de derechos humanos de seis países latinoamericanos: Colombia, Perú, Bolivia, Guatemala, Honduras y Nicaragua. Las audiencias, que pueden verse a continuación, fueron una oportunidad para que las defensoras y los defensores me hablaran de su trabajo y de los desafíos a los que se enfrentan. Igualmente, fueron una oportunidad para que yo presentara las herramientas de mi mandato y para que habláramos juntos y juntas del tipo de apoyo que necesitan de los Estados y de otros actores. Me encantó escuchar a todos los participantes sobre su trabajo y los éxitos que han tenido. Al mismo tiempo, me preocuparon mucho la información que compartieron sobre las múltiples formas de acoso, intimidación y amenazas que han tenido que superar en el curso de su lucha por el respeto y la realización de los derechos humanos.
En la primera de las dos reuniones, escuché a personas defensoras de Colombia y Perú. De Colombia participaron Misael Socarras Ipuna, de La Guajira, Rosabela Velasco, del Norte del Cauca, y Robinson Arley Mejía Alonso, de Cajamarca, departamento del Tolima. De Perú intervinieron Oscar Avelino Mollohuanca Cruz, de Espinar, en la región de Cusco, y Juan Miguel Meza Igme, del Valle de Tombo.
En la segunda de las dos reuniones, participaron personas defensoras de Honduras, Nicaragua, Guatemala y Bolivia. De Honduras, intervino Juana Esperanza Esquival, del municipio de Tocoa, departamento de Colón. De Nicaragua participaron Olman Onel Salazar Umanzor, de Santa Cruz de la India, y Domingo Gutiérrez Machado, del municipio de El Jícaro, Nueva Segovia. Desde Guatemala, se sumó el periodista Oswaldo Ical Jom, del departamento de Quiché. Y desde Bolivia, escuché a Marcela Quisbert y Fernando Pérez, de la Nación Jacha Suyu Pacajaque, en la Provincia Murillo del valle de Zongo, así como a Marcelino Chairique, del Territorio de los Pueblos Indígenas de Mosetén, en Palos Altos, Departamento de La Paz.
En todos los testimonios, los participantes compartían una preocupación por abordar las causas fundamentales de la inseguridad que experimentan las personas defensoras de derechos humanos, centrándose en la falta de respeto de los derechos de las comunidades locales en el contexto de los proyectos de desarrollo a gran escala, en particular la minería. Varias de las personas defensoras me hablaron de su labor en defensa del medio ambiente o la lucha por obligar a los Estados a respetar los derechos de los pueblos indígenas en el contexto de dichos proyectos a gran escala, y proporcionaron amplia información sobre la intimidación, el acoso y las amenazas a las que se han enfrentado como represalia. En varios de los casos, las personas defensoras me dijeron que esto había llegado al nivel de ataques físicos, con colegas detenidas, obligadas a abandonar sus hogares por temor a sus vidas, y otras que lamentablemente fueron asesinadas. Varios de las personas defensoras de derechos humanos que hablaron habían sido amenazadas directamente.
No se trata de casos aislados. Los riesgos elevados a los que se enfrentan las personas defensoras de derechos humanos que se oponen a las repercusiones negativas, en el ámbito de derechos humanos, de las actividades empresariales están bien documentados, y es una de las prioridades de mi mandato. Daré seguimiento a las cuestiones planteadas por las personas defensoras, en particular de sus peticiones de rendición de cuentas por los casos en que ellas o sus colegas han sido atacadas por su trabajo en defensa de derechos humanos.
Las audiencias completas pueden verse aquí:
Hearing with Human Rights Defenders in Latin America
Earlier this week, I participated in an online hearing with 12 human rights defenders from six Latin American countries: Colombia, Peru, Bolivia, Guatemala, Honduras and Nicaragua. The hearings, which can be watched in full below, were an opportunity for the defenders to tell me about their work and the challenges they face. Equally, they provided me a chance to present the tools of my mandate to those who could join, and for us to discuss together the kind of support the defenders might need from States and other actors. I was delighted to hear from all the participants about their work and the successes they have had. At the same time, I was harrowed by the details the defenders shared about the multiple, intersecting forms of harassment, intimidation and threats they have to overcome in the course of their struggle to see human rights respected and realised.
In the first of the two meetings, I heard from human rights defenders in Colombia and Peru. Those participating from Colombia were Misael Socarras Ipuna, from La Guajira, Rosabela Velasco, from the Norte del Cauca, and Robinson Arley Mejia Alonso, from Cajamarca, in the Tolima Department. Speaking from Peru were Oscar Avelino Mollohuanca Cruz, from Espinar in the Cusco Region, and Juan Miguel Meza Igme, from the Valle de Tombo.
In the second of the two meetings, human rights defenders from Honduras, Nicaragua, Guatemala and Bolivia participated. From Honduras, I heard from Juana Esperanza Esquival, in the Tocoa municipality, Colón Department. Two speakers were present from Nicaragua, Olman Onel Salazar Umanzor, from Santa Cruz de la India, and Domingo Gutiérrez Machado, from the municipality of El Jicaro, Nueva Segovia. From Guatemala, the journalist Oswaldo Ical Jom, from the Quiché Department, was able to join. And from Bolivia, I heard from the brother and sister Marcela Quisbert and Fernando Pérez, from the Nación Jacha Suyu Pacajaque, in the Murillo Province of the Zongo valley, as well as Marcelino Chairique, from the Mosetén Indigenous Peoples Territory, in Palos Altos, Department of La Paz.
Across all the participants’ testimonies ran common concerns about tackling root causes of insecurity for human rights defenders, with the focus often falling on a lack of respect for the rights of local communities in the context of large-scale development projects, in particular mining. Several of the defenders told me of their organisation and advocacy work in defence of the environment or to compel States to respect the rights of indigenous peoples in the context of such projects, and provided ample information about the intimidation, harassment, threats they have faced in response. In several of the cases, the defenders told me, this had escalated to the level of physical attacks, with colleagues of the defenders’ arrested, forced to leave their homes for fear of their lives, and others very sadly killed. Several of those who spoke had themselves been directly threatened.
Unfortunately, these are not isolated cases. The heightened risks faced by human rights defenders opposing the negative human rights impacts of business activities are well documented, and it is a priority area for me during my time on the mandate. I intend to follow-up on the issues raised by the defenders, in particular their calls for accountability for the instances where they or their colleagues have come under attack for their human rights work.
The full hearings can be seen below.
Audiencia #1, con personas defensoras de Colombia y Perú:
Audiencia #2, con personas defensoras de Honduras, Nicaragua, Guatemala y Bolivia: